Por Francisco Antonio García Márquez.
(Incluye vídeo)
No hace demasiado tiempo tuve la oportunidad de volver a ver en la televisión, una de las obras punteras del cine de Hollywood. “Los intocables de Eliot Ness” me hizo plantearme muchas preguntas a cerca de la vida en Chicago durante la “ley seca”. Veía a una ciudad gobernada por el crimen, una ciudad con miedo y desorden, la ciudad del malestar continuo en definitiva. Pero cómo podía ser que en la vida real los estadounidenses tuvieran miedo de pronunciar si quiera un nombre; pensaba continuamente en Lord Voldemort, el personaje que representa todo lo malvado, grotesco y nauseabundo en la novela “Harry Potter”. Pensé en cómo un hombre podía controlar todos los negocios sucios del gran imperio norteamericano. Así pues sin más dilación anoté un nombre en mi lista para las publicaciones semanales de “Sinjefe”, el de Alfonso Capone.
Al Capone nació el 17 de enero de 1899 en Nápoles, Italia. Tenía sólo cinco años cuando su familia emigró a Estados Unidos, a la grandiosa Nueva York. La miseria de los suburbios de esa enorme urbe tan escasa de oportunidades fue la escuela de Capone en los asuntos del hampa. Ahí, donde rige la ley del más fuerte y hay que aprender a dominar o someterse sin replicar, recibió la herida que le dejó marcado el rostro para ser conocido años más tarde como "Cara Cortada".
Durante la década de los veinte, la ciudad de Chicago estaba asolada por una serie de mafias que se disputaban el poder del hampa entre sí. Pero tras la muerte de Jim Colosimo y más tarde Johnny Torrio, Al Capone quedó como el jefe supremo. A los 26 años, ya era un hombre desalmado, gordo, bromista y dicharachero que tenía todo cuando pudo desear en esos antiguos años: mujeres, joyas y mucho, mucho dinero. Aunque se casó con Mae, no hay ningún indicio de que se vieran juntos en público nunca.
Al Capone prefería la vida galante y los negocios turbios como el contrabando de licor. Llegó a tener cientos de pistoleros a su servicio y 18 guardaespaldas que custodiaban su persona y sus posesiones. En los hoteles Hawthorne y Lexington tenía sus oficinas y ahí guardaba su dinero para no dar a la policía pistas sobre el monto de su riqueza. En 1929 fue nombrado el hombre más importante del año, junto con personalidades de la importancia de Albert Einstein y Mahatma Gandhi. Ese mismo año, se dejó encarcelar bajo el cargo de posesión de armas durante doce meses, y todo porque temía la venganza de otro mafioso, Dug Moran.
Sin embargo, los días de gloria de Al Capone tuvieron fin. Sin que se diera cuenta, un investigador se infiltró entre sus hombres como espía, y en un eficiente trabajo logró reunir pruebas de ingresos ilegales y defraudación fiscal. Pese a su poder, Capone nunca se dio cuenta de la intromisión de ese hombre. Fue un duro golpe para él, no debía quedarse con los brazos cruzados. Así pues intentó asesinar al jefe del fisco y sobornar a su jurado, pero nada de ello dio resultado.
Sin salida, no tuvo más remedio que confesar el delito, por lo que fue sentenciado a purgar una pena de once años en prisión. Primero fue internado en la penitenciaría de Atlanta. Sin embargo desde allí siguió manejando todos sus negocios. Eso sí, se comportaba como el más dócil de los presos y se dedicaba a la fabricación de calzado. La suerte de Al Capone cambió cuando fue trasladado a la prisión de Alcatraz, en San Francisco. Ahí, donde no hubo privilegios ni oportunidad de hacer componendas, el preso número 85 debió seguir al pie de la letra la disciplina penitenciaria.
A su situación desfavorable, se sumó el agravamiento de la sífilis que padecía desde años atrás y que nunca se había tratado por temor a las inyecciones. Los últimos años de su reclusión los transcurrió en la enfermería de la prisión. Para cuando salió libre en 1939, el mal había afectado sus facultades mentales, no podía caminar, hablaba incongruencias y no podía controlar el escurrimiento de saliva por su boca. Su estado era deplorable; sólo su esposa Mae estuvo a su lado. Murió el 25 de enero de 1947.
Francisco Antonio García Márquez
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