-Todo lo que sube finalmente acabará estrellándose.
Mera ley física, química y lógica (al menos en nuestra época) gracias a la que Isaac Newton es conocido en Suiza, Angola, Nueva Zelanda o Singapur. Y todo ello por una manzana...
Mi segunda verdad, asociada en gran medida a la ya comentada es:
-Todo aquello que tiene un principio siempre, y repito siempre, tendrá su final.
Principio animal y empresarial, cósmico incluso que nos anima a no conformarnos con aquella habilidad que nos hace parecer supremos. Nos dice que en cualquier caso es necesario tener ese afán de superación que nos permita evolucionar continuamente.
Mis dos principios siempre aparecen por separado, uno primero y no demasiado tiempo después el segundo. Afirmación que permite, en una la inmensa mayoría de los casos, poder reaccionar para impedir que se produzca la hecatombe que produciría la entrada del otro principio.
El problema es hacer oídos sordos cuando se nos plantea uno de ellos. Ocurre al pensar que es una mala fase y que el tiempo acabará poniendo las cosas en su sitio. Gran error ya que una vez que se nos juntan los dos es imposible reaccionar. Hay innumerables ejemplos que podemos poner al respecto, sin ir más lejos debemos nombrar a la crisis mundial que tan preocupados nos tiene.
Algo así ocurrió allá a principios del siglo XX, quién iba a pensar que la Corona, entidad que parecía consolidada tras la llegada al poder de Alfonso XII (hecho ocurrido tras la llegada de un rey extranjero y nuestra primera república), tenía los días contados. Ni cincuenta años. Murió casi antes de nacer. Pero todo eso no le importó al “Pacificador”, el que sufrió los problemas de guerras, revoluciones y crisis fue su hijo (quien por otra parte nunca conoció), Alfonso XIII.
Tras la muerte de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo-Lorena dio a luz al siguiente Borbón que gobernaría España, Alfonso XIII. Su madre ejerció la regencia durante la minoría de edad del rey. Al final de la Regencia y poco antes de comenzar su reinado propiamente dicho, España, tras la intervención de los Estados Unidos en 1898 en la guerra colonial, perdió sus últimas posesiones ultramarinas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, durante el conocido como Desastre del 98.
En 1902, al cumplir los 16 años, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de Jefe de Estado.
El 31 de mayo de 1906, se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg (1887–1969), hija de Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido. Victoria Eugenia fue sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria del Reino Unido. Existen muchas canciones acerca del romance que tuvieron, como podemos escuchar en el cuarto párrafo de la sevillana que nos propone Pareja Obregón:
Cartas iban y venían
desde Londres a Madrid
Desde Londres a Madrid
Cartas iban y venían
Desde Londres a Madrid
Yo estoy loco vida mía
Lo mismo que tú por mí
Lo mismo que tú por mí
En el Palacio de Oriente
Todo es risa juvenil
Doña Cristina sonríe
Viendo a su hijo tan feliz
Que bien parece
Doña Victoria Eugenia
Que bien parece
Doña Victoria Eugenia
Y Alfonso XIII
http://www.youtube.com/watch?v=196cRycMPi4
Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia regresaban al Palacio Real, después de la boda, sufrieron un atentado mediante una bomba escondida en un ramo de flores, lanzada por el anarquista Mateo Morral a su carroza, frente al número 88 de la calle Mayor de Madrid, del que lograron salir ilesos milagrosamente. Como consecuencia de la explosión murieron o resultaron heridas muchas personas que contemplaban el paso del cortejo, así como miembros del séquito real.
Como hemos mencionado anteriormente España conoció numerosas revueltas sociales en sus principales ciudades durante las dos primeras décadas del siglo XX. Una de las más destacadas tuvo lugar en 1909 en Barcelona y se conoció como Semana Trágica; uno de los factores que la desencadenaron fue el descontento de la población con la Guerra de Marruecos: en ese año se había recrudecido el conflicto marroquí, convirtiéndose en uno de los principales problemas nacionales.
Durante la I Guerra Mundial organizó, como monarca de un país neutral, una valiosa iniciativa, la Oficina Pro Cautivos, que permitió poner en contacto a prisioneros de guerra de ambos bandos con sus familias. Salvó así a 70 mil civiles y a 21 mil soldados, intervino a favor de 136 mil prisioneros de guerra y llevó a cabo 4 mil visitas de inspección a campos de prisioneros. Además intentó liberar y llevar a España a la Familia Imperial Rusa, pero tras el golpe de Estado bolchevique, fue imposible salvarles.
En 1921, a raíz de unas operaciones bélicas tácticamente desastrosas, se produjo el hundimiento de la comandancia militar de Melilla (el Desastre de Annual); el impacto que tuvo sobre la opinión pública generó un sentimiento muy crítico con la política mantenida hasta ese momento en Marruecos, y en general con todo el sistema político de la Restauración, ya tambaleante desde la huelga general de 1917. Se inició una investigación de lo sucedido (con el Expediente Picasso) en el que, al parecer, quedaban involucrados en graves responsabilidades cargos elevados de la administración, pero dicho informe nunca vio la luz. Algunas voces extendieron las responsabilidades por el Desastre de Annual al monarca, uno de los impulsores y partidarios más destacados de la política colonial, porque había propiciado el nombramiento de algunos mandos responsables del «Desastre» con los que mantenía una relación de amistad o eran personas cercanas a él, como Dámaso Berenguer o el general Fernández Silvestre. En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado el 13 de septiembre de 1923 que fue respaldado por Alfonso XIII al encargarle la formación de un gobierno. Para algunos, una de las razones que explican el golpe sería que éste sirvió de instrumento para evitar que los resultados del Expediente Picasso saliesen a la luz en una investigación parlamentaria que estaba realizándose y que podría haber dejado al monarca en una posición comprometida.
Primo de Rivera (del que hablaremos largo y tendido dentro de dos semanas) constituyó un gobierno al que denominó directorio, que estuvo formado en un primer momento exclusivamente por militares (Directorio Militar) y, posteriormente (1925), tuvo un carácter civil (Directorio Civil). Durante la Dictadura se puso fin a la Guerra de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió la conquista española definitiva del Rif en 1927.
En 1929 se celebraron la Exposición Universal en Barcelona y la Iberoamericana en Sevilla, pero la oposición creciente que generó el dictador, especialmente extendida entre estudiantes, intelectuales y el cuerpo de Artillería hicieron que Alfonso XIII apartase a Miguel Primo de Rivera del gobierno el 29 de enero de 1930, nombrando presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de retornar al régimen constitucional.
Tras la caída del dictador aumentaron las manifestaciones antimonárquicas, se acusó al rey de haber auspiciado la dictadura de Primo de Rivera y de tener responsabilidades en el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos que fueron frustrados por el gobierno en la base aérea de Cuatro Vientos y en Jaca. En febrero de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar fue designado presidente del consejo por Alfonso XIII. Su gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Al conocerse en las elecciones mencionadas la victoria en las ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. El rey abandonó el país ese mismo día, renunciando a la Jefatura del Estado, pero sin una abdicación formal. En la noche del 14 al 15 partió rumbo a París.
http://www.youtube.com/watch?v=upH4fqnnWkY&feature=related
Al comenzar la Guerra Civil Española, apoyó fervientemente al bando sublevado. La relación del rey Alfonso XIII con el dictador Francisco Franco es extensa y está bien documentada. Como consecuencia de sus éxitos en Marruecos conoció a Franco, quien poco a poco se convirtió en favorito real.
Durante su exilio residió en diversos lugares, aunque los últimos años de su vida los pasó en Roma. El 15 de enero de 1941 renunció a la jefatura de la Casa Real en favor de su hijo Juan (sus dos hijos mayores se habían apartado de la sucesión). Falleció el 28 de febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma a causa de una angina de pecho. Estuvo enterrado en la iglesia española de Montserrat de la capital italiana hasta que, en 1980, su nieto el rey Juan Carlos I ordenó el traslado de sus restos al Panteón Real del Monasterio de El Escorial.
http://www.youtube.com/watch?v=1xVIDdemWD0&feature=related
Una vida llena de detalles interesantes fue ésta del que pudo parecer que sería el último Borbón que gobernaría España. La semana que viene nos sumergiremos en la historia de un personaje de grandísima importancia para nuestra literatura, Antonio Machado.
Francisco Antonio García Márquez
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