“Llegó el momento, te dices a ti mismo mientras observas tu reloj… frente a ti, tras haber subido la pronunciada ladera de la colina, donde has dejado tus piernas y tu alma, esa ladera que pensabas que nunca llegaría, esa colina que cada día veías más cerca y, que sin dudarlo un solo momento, simbolizaba el miedo más profundo… ahí está, el éxito o el fracaso se asoma ante ti.
El tiempo pasa lentamente, tan lento, que parece que en cualquier momento todo se paralizará. Sin embargo, los nervios de las tropas que junto a ti han subido la ladera, nervios visibles en sus rostros, sus manos, en su histeria colectiva, te despiertan de ese pensamiento.
Una voz, la voz de Dios, te dice que llegó la hora, que es hora de combatir como el mejor de los soldados, como el mayor de los héroes… Y precisamente como un héroe quieres salir de esta ardua batalla.
Te encaminas hacia tu posición, te colocas cómodamente, revisas tu equipo, lo que no haga falta lo desechas, cuanto menos peso es mejor. Por supuesto, ya habías revisado mil veces tu equipo antes del combate, pero una última vez no está mal, nunca sabes cuándo se te ha podido perder algo. Primero observas a tu espada, tu única compañera en este camino que tendrás que hacer tú solo. Luego te aseguras de llevar la insignia que te identifica, es algo importante a la hora de la batalla. Para acabar finalmente mirando de nuevo tu reloj… ya solo queda esperar.
Al poco tiempo, tras haber escuchado a Dios infundir miedo en los más cobardes, aquellos que se escudan detrás de sus propios compañeros, aquellos que no combaten por si mismos… Los ves venir, están ahí y son muchos, más de los que podías imaginar. Si antes sentías miedo, ahora te cuestionas si realmente mereció la pena venir a combatir, en casa se estaba más cómodo, pero después de todo lo que costó subir la colina, irás a por todas.
Bien, son solo tres tropas de cinco soldados, tu espada está afilada, o al menos lo suficiente para acabar con todos. Antes de entablar batalla observas de arriba abajo a cada uno de tus enemigos, sabes que a algunos los vencerás, por desgracia otros parecen realmente superiores, y por último están aquellos que siembran la incertidumbre en ti, haciéndote preguntar ¿Podré realmente con estos?. Una vez hecho esto, le dices tu nombre y tu identificación, así jamás se olvidarán de ti, para bien o para mal…
Ni tan siquiera habiendo pasado unos minutos después de haber comenzado la batalla, o ni siquiera eso, simplemente mientras observabas al enemigo, algunos compañeros de armas han huido de la batalla…”
…
Batalla 1:
Durante la batalla, te das cuenta de que tienes más enemigos de los que pensabas… tu reloj, fiel aliado en un principio, ahora se ha vuelto en tu contra. Si en un principio el tiempo pasaba lentamente, ahora va endemoniadamente rápido. Es más por si esto fuera poco, ahora Dios también te mete miedo, el tiempo se te agota, el también es como tu reloj e incluso peor. El fin del mundo se aproxima…
Batalla 2:
Durante la batalla observaste que el enemigo era superior a ti, tu luchaste con toda tu alma pero solo te quedó una opción morir en la batalla…
Final 1:
Has llegado a casa, agotado por la batalla contrarreloj a la que te sometiste. Tras días de descanso, te das cuenta de que has salvado el pellejo e incluso se te puede considerar un héroe, ahora podrás dormir tranquilo durante unos de meses.
Final 2:
Has llegado a casa, mal herido. Pasan los días y no mejoras, aunque a veces tratas de autoengañarte, te dices a ti mismo que quizás salgas de esta… finalmente te das cuenta de que tus peores temores eran cierto, has muerto.
PD: Finales podrían haber mil más, he puesto dos normales y listo :P
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